jueves, 19 de octubre de 2017



 Diálogos Gobierno- ELN
En busca de una metodología para la participación de la sociedad


CARLOS MEDINA GALLEGO
Docente – Investigador
Universidad Nacional de Colombia
Centro de Pensamiento y Seguimiento al Proceso de  Paz –CPSPP


 Con el lema de DIALOGANDO – ANDO el Jefe de la delegación del Gobierno para los Diálogos con el ELN, Dr. Juan Camilo Restrepo, conjuntamente con su equipo y el acompañamiento de la Oficina del Alto Comisionado de Paz ha venido convocando distintos escenarios de encuentro en el país con las variadas formas organizadas de la sociedad civil, comunidades, gremios, instituciones y academia, con el propósito de recoger inquietudes sobre las posibles metodologías de participación que puedan servir para asumir y desarrollar el punto UNO de la agenda dada a conocer el 16 de Marzo de 2016 y que ahora cuenta con un escenario más favorable para su desarrollo al haberse declarado el cese bilateral al fuego después de seis meses de conversaciones públicas.

En que va el proceso…

Las conversaciones en Quito, conforme lo ha dado a conocer Juan Camilo Restrepo, buscan encontrar sus propias rutas metodológicas que los diferencien de lo desarrollado en la Habana y le dé al proceso con el ELN su propia especificidad.  Con ese propósito  trabajan en dos grandes mesas temáticas en las que en una se abordan los temas de participación y, en la otra  los aspectos humanitarios.

El cese bilateral y temporal al fuego, es uno de los logros significativos de la mesa humanitaria con sus respectivos protocolos de seguimiento y verificación; comprometen el trabajo de las Naciones Unidas y las Diócesis Regionales, de manera directa y,  de manera indirecta y de facto, a las comunidades, a las organizaciones sociales y a los organismos de derechos humanos que puedan generar alertas tempranas evitando desafortunados incidentes. Esto, unido a compromisos humanitarios de las partes en relación con el secuestro, la infraestructura,  los presos y la seguridad de los líderes del movimiento social y popular,  constituyen una responsabilidad que puede ayudar a que los temas de la agenda común avancen y, sobre la base de resultados significativos,  se haga necesaria la prorroga correspondiente al cese bilateral al fuego.

Por su parte, la mesa de participación ha propuesto a la mesa común que se convoquen cuatro audiencias, dos presenciales - dos virtuales,  como un prólogo de la participación de la sociedad que tenga como tema central componentes estrictamente metodológicos de la participación. Estas audiencias por aspectos operativos y logísticos se desarrollarían en Colombia a partir del 30 de Octubre y se tomarían las dos primeras semanas de noviembre.

Sobre la naturaleza y condiciones de la participación

No son todavía muchas las claridades que existe sobre la naturaleza de la participación de la sociedad en el desarrollo de los diálogos Gobierno-ELN, más allá de lo expuesto en el acuerdo en el punto 1 en el que se afirma que esta será:  a) En función de iniciativas y propuestas, que hagan viable la paz en el curso y contexto de este proceso, b) sobre los temas de la agenda y como c) un ejercicio dinámico y activo, incluyente y pluralista que permita construir una visión común de paz que propicie las transformaciones para la nación y las regiones.

Lo que se deriva de las anteriores afirmaciones es que la participación no es de cualquier naturaleza y no se reduce a unas conversaciones amplias de la sociedad sobre temáticas particulares y simples o a unos diálogos sin dirección e intranscendentes, si no que están determinados por una agenda que se fija como propósito el derecho superior a la paz, el que se concibe en el marco de la construcción de una visión común, mas allá de los contradictorios intereses que se convoquen, visión que condiciona transformaciones en los órdenes nacional y regional, sobre los temas que la agenda establezca. La participación se da en el marco de unos propósitos que definen rutas de construcción de paz en los ámbitos nacional y regional y que desde luego condicionan la realización de cambios y transformaciones necesarias, conforme lo señala el punto 3, de la agenda, en la que se afirma de manera explícita: a) las propuestas transformadoras elaboradas por la sociedad…, b) programas transformadores para superar la pobreza, la exclusión social, la corrupción y la degradación ambiental en búsqueda de la equidad c) Planes alternativos integrales con enfoque territorial, que constituyan opciones económicas y productivas que beneficien a las comunidades. Componentes todos que tienen en los imaginarios sociales una particular significación en términos del protagonismos social y comunitario y, define en la práctica, el carácter “vinculante” de la participación.

En un primer momento soy del criterio que del acuerdo se deriva un modelo de participación vinculante que se depura y adquiere sentido entre las partes, pero que es en la práctica la participación de la sociedad la que define los contenidos y las rutas de los acuerdos. Definir hasta dónde va el carácter “vinculante” de la participación de la sociedad, es otra cosa, que debe ser establecida con claridad por las partes antes de que esta se haga explicita. De ahí, la importancia de definir la naturaleza y alcances de la participación, que no es, ni se reduce a un procesos instrumental y mecánico, sino, que es clara y objetivamente un proceso de definiciones políticas.  

Por ahora el gobierno señala que la participación debe ser clara, plural y heterogénea y que resulta necesario establecer criterios que generen participación, defina el propósito de la misma, los ámbitos nacional y regional y, el tiempo necesario para que el proceso sea representativo y se ajuste a los criterios del primer punto de la agenda, en consonancia con el segundo y tercer punto en la medida que estos constituyen una única unidad de sentido.

Inquietudes sociales sobre la participación

Mucho antes que se diera a conocer la agenda de conversaciones en Caracas, ya sectores importantes de la sociedad civil y la academia venían trabajando criterios sobre la participación de la sociedad tomando en consideración distintas motivaciones y expectativas. En esos ejercicios se fue construyendo un presupuesto de insumos que resultan de la mayor importancia en este momento en la medida en que recogen distintas visiones, enfoques y alcances de la participación. 

Entre las ideas fuerza que resultan de la reflexión social la primera es darle a la participación una connotación política determinante que está más allá del carácter consultivo, en los ámbitos definitorios y constructores de nuevas realidades sociales que son las que determinan la esencia de los cambios que se requieren para una paz estable y duradera.

Por esta razón la pregunta por la naturaleza, el alcance y las perspectivas de la participación es ineludible, pues la respuesta define lo procedimental y metodológica de la misma en torno a objetivos y metas, así como a categorías que permiten convertir las narrativas en unidades de sentido coherente en el marco de los propósitos y metas que se fije la mesa lo que, inevitablemente, están unidos a temas y problemas estructurales en lo social, regional-nacional, sectorial, gremial e institucional, pues hacia allí apuntara la participación de la sociedad.

Una segunda preocupación que se mueve al interior de los sectores sociales es la limitada credibilidad que existe en la población sobre el carácter “vinculante” de los resultados de la participación, y la tendencia a pensar que es un ejercicio de legitimación de decisiones tomadas de antemano que ningún impacto van a tener en los territorios y en las necesidades y garantía de derechos de las poblaciones. A esto se suma el reclamo permanente por garantías para la participación amplia y abierta de las comunidades cuando esta deriva en compromiso en la defensa de agendas locales y regionales de paz, frente a los opositores y enemigos de los procesos, y a las prácticas de incumplimiento del mismo Estado, ampliamente conocidas por las poblaciones en la historia de sus propias luchas. Garantías que comienzan por la seguridad física de quienes participan y la responsabilidad institucional de detener la criminalización sistemática de la movilización social.  

Una tercera preocupación que convoca el interés social se remite a la definición de una estrategia clara y univoca de comunicación por parte de la mesa, amplificada por los canales institucionales,  acompañada de una vigorosa e innovadora pedagogía de paz, que retroalimente y coloque el país en sintonía con este proceso después del larguísimo desgaste que ha tenido el proceso de paz para llegar al primer acuerdo.

Un cuarto aspecto a tomar en consideración es que para algunas expresiones de la sociedad organizada, una de las diferencias centrales de este proceso, es que en él las poblaciones y los territorios juegan un papel determinantes y es con ellos y sobre ellos que deben desarrollarse los ejercicios de la participación la que además conciben no como un momento, sino, como un proceso. Estos sectores consideran que de esa dinámica de la territorialización de la participación, las narrativas que se produzcan allí deben tomar en consideración no solo las agendas locales existentes, sino, su relación con los que resulten siendo los temas centrales de las conversaciones de la mesa bilateral.

De esto se deriva el reclamo de que la metodología debe ajustarse a los distintos territorios buscando llenar las expectativas de los diversos intereses que se convocan y que esta debe considerar el tema multisectorial generando la mejor disposición para la participación de sectores tradicionalmente renuentes a asistir a foros o a asambleas populares, pero que debidamente orientados lo harían en espacios claramente delimitados y sobre temáticas de su propio interés en un contexto de construcción de paz.

La participación de empresarios y gremios económicos en general; militares retirados y en servicio; fuerzas, movimientos y partidos políticos; medios de comunicación, opositores y académicos, entre otros sectores,  constituyen importantes fuerzas de opinión y decisoras, cuya presencia en los diálogos le dan mayor legitimidad y fortaleza y son parte imprescindible de un autentico dialogo nacional.

Lo anterior convoca una propuesta metodológica que contempla múltiples entradas, distintos escenario, diversidad de culturas y prácticas,  sincronizadas en torno al propósito común de una paz que recoge a su interior las contradictorias y complejas relaciones e intereses que dinamizan el conflicto de manera positiva, atendiendo todas las voces de manera incluyente.

Desde luego esto no posibilita una metodología aséptica como lo señala el jefe de la delegación del gobierno a los diálogos de Quito, es pluralista y contradictoria, lo que NO resulta "cómodo" para los sectores sociales, las comunidades y los territorios es que la participación no sea vinculante y lo producido allí pase por un proceso de arbitraje y escogencia, delimitada por las definiciones que se haga en la mesa bilateral Gobierno-ELN.

las cartas sobre la mesa...

Para Juan Camilo Restrepo y en general para los miembros de la delegación del gobierno. El punto uno de la agenda tiene dos momentos o fases en materia de la participación:

Primero, definir a través de la “participación” una propuesta metodológica sobre lo que debe ser la participación propiamente dicha en el marco del proceso de conversaciones Gobierno-ELN. Para ello se adelantan en el país 20 reuniones en distintas regiones para hacer consultas sobre las metodologías y alcances de la participación y, se realizaran las cuatro audiencias que deben arrojar suficientes insumos para estructurar la propuesta metodológica que adopte la mesa  y su ruta de ejecución.

Segundo. Definida la estrategia metodológica “oficial” poner en marcha el proceso participativo que compromete los puntos dos y tres de la agenda, transformándola en una agenda temática construida socialmente. Para el Jefe de la delegación del gobierno,  la participación no da origen a una mesa social con sus propias agendas, escenarios de conversación y consenso, compromisos y  acuerdos, sino, que está se da en el marco de los acuerdos con el ELN y de las definiciones de la mesa bilateral.

En concreto hay una participación metodológica y,  una participación deliberante y propositiva que es la que termina definiendo las rutas temáticas de las conversaciones bilaterales. El gobierno tiene claro y así lo hace explicito,  que la participación tiene rango constitucional y  que no es un invento de la mesa ni del acuerdo y, que por lo tanto, la participación que emana del Acuerdo con el ELN, no es sustituto de los mecanismos constitucionales de participación los que siguen vigentes.

La delegación del gobierno es del criterio que el proceso de participación concebido como un dialogo multilateral, respetuoso e incluyente,  debe tener tres características. 1. Ser útil. 2. Ser ordenado y, 3. Tener un límite en el tiempo. Y, para el gobierno, esa participación debe ocurrir en el primer semestre del año entrante (2018), pues se considera que el cansancio nacional, sobre el tema paz, debe superarse con prácticas acotadas en el tiempo y que la coyuntura política no posibilita dilaciones de ningún tipo. Comienza a señalarse, de manera explícita, que este proceso se va a dar entre dos gobiernos y que lo que se haga en el primero,  es esencial para que el segundo se sienta comprometido a continuar.

Para la delegación del gobierno, producidos los insumos que genera la participación de la sociedad, las partes abordaran la discusión sobre los mismos y se llegaran a acuerdos que,  en el criterio de esta delegación y seguramente del gobierno en general, solo se firmara con el ELN lo que se tenga la certeza que se puede cumplir.

Algunas observaciones a tener en cuenta.

1.      La primera fase de la participación que define las metodologías, deben ser lo suficientemente clara en la formulación de los criterios y procesos, de tal manera que no se vaya a convertir en un nuevo campo de disputa. La propuesta metodológica,  debe ser tan amplia como para dar cabida a distintas visiones de la participación las que se pueden ordenar en diferentes niveles, escenarios y tiempos no contrapuestos, sino coherentemente complementarios.
2.      Es necesario echar mano de los desarrollos teóricos, epistemológicos y metodológicos existentes al respecto de la participación, y tomar en consideración experiencias del orden internacional y, sobre todo,  nuestras propias experiencias recientes enriquecidas por nuevos enfoques y dinámicas académicas y sociales.
3.      Entender que la participación adquiere en el ELN su propia significación en relación con sus acumulados históricos –sociales y que resulta necesario no desconocer esa situación, sino, por el contrario ayudarla a  re-construir en significados más amplios e incluyentes, que vayan del bloque popular al dialogo nacional amplio e incluyente.
4.      No pensar en un único modelo de participación, sino, desarrollar una propuesta metodológica multinivel, pluralista, incluyente, heterogénea que tome en consideración la diversidad contrapuesta de intereses sin antagonizarlos ni pretender conciliarlos más allá de lo que constituye el interés común en la construcción de una visión compartida de paz.
5.      Independientemente de si es vinculante o no - discusión que hay que agotar en los escenarios decisorios correspondientes-, la participación tiene que tener algún nivel de incidencia en el desarrollo de la vida social, económica, política y cultural de la nación para que resulte motivante para las comunidades e,  igualmente, los distintos y diferenciados niveles de participación no se pueden reducir a la mesa de Quito, sino, que adicionalmente,  y ese es el factor motivante, debe tomar en consideración los problemas territoriales, dar razón de las conflictividades  existentes allí y de las agendas sociales que se adelantan y son objeto de las luchas territoriales. No es equivocado tomar en consideración la necesidad de gestionar el conocimiento existente en las comunidades en relación con las enseñanzas y aprendizajes de sus propios procesos. Esto implica, pensar la participación en el tiempo de las conversaciones, pero igualmente, en el tiempo histórico futuro.
6.      Si bien es importante el trabajo que puede realizar PNUD en materia operativa, en los escenarios de la participación, la experiencia ha demostrado la necesidad de que no sea una sola institución la que se haga cargo de la facilitación de los procesos participativos y de la sistematización de las narrativas. La iglesia y la academia pueden jugar allí un papel determinante.
7.      Desde luego, la participación debe darse en el marco de las mayores seguridades para las comunidades y allí no solo juega un papel determinante la actitud de las partes, las obligaciones constitucionales del Estado y el respeto y la protección de la situación del cese al fuego y las hostilidades, sino, igualmente, los acompañamientos internacionales y las estrategias comunicativas inequívocas y pedagógicas permanentes.
8.      Hay que definir, con absoluta claridad, si la participación es “multitudinaria” o centrada en la “inteligencia social de los acumulados de liderazgo” que representan un auténtico capital social de las dinámicas transformadoras de los territorios. Un  proceso como el que se propone debía inclinarse hacia una participación densa, concentrada en acumulados históricos, liderazgos naturales y fuerzas decisoras que expresen la multiplicidad de intereses que se convocan en el proceso. Cualquiera que sea el camino que siga esa participación la misma debe tomar en consideración las necesidades del tiempo presente, sin dejar de lado, la mediana y larga duración que convocan otras prácticas de participación, igualmente importantes.

El gobierno Nacional y el ELN han dado un primer paso que resulta a todas luces un gran logro: detener temporalmente la confrontación militar, ahora las partes están involucradas en darse una ruta metodológica para que la participación se haga efectiva y la agenda comience a llenarse de la sociedad y sus conflictos, ojala acompañados de mucha imaginación y propuestas para superarlos en el marco de lo que permite el momento histórico por el cual atraviesa el país.

Un fuerte sentimiento de alegría debe llenarnos a todos los que de una u otra manera hemos estado empujando este proceso, porque, por fin ha comenzado a andar… no excepto de múltiples dificultades, como debe ser.


19 de Octubre de 2017                          

miércoles, 4 de octubre de 2017




Cese al fuego bilateral y participación
El primer pasó de los diálogos de paz entre el gobierno colombiano y el Ejército de Liberación Nacional –ELN-

CARLOS MEDINA GALLEGO
Docente – Investigador
Universidad Nacional de Colombia
Centro de Pensamiento y Seguimiento al Proceso de Paz -CPSPP


1.       Sobre el cese al fuego y las hostilidades.

Luego de 18 meses de haberse dado a conocer la agenda de conversaciones entre el gobierno colombiano y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) -marzo de 2016- en la ciudad de Caracas-Venezuela y,  a ocho meses de instalada la mesa pública-Febrero de 2017- en la ciudad de Quito-Ecuador, las partes dan un primer paso al acordar un Cese Bilateral al fuego temporal, establecer criterios para el manejo humanitario del mismo e iniciar la dinámica de participación de la sociedad en el desarrollo de las conversaciones a través de audiencias públicas y virtuales, cuyo propósito será proporcionar insumos para definir la ruta metodológica de la participación de las comunidades y en general de la sociedad colombiana en el desarrollo de los puntos de agenda.

Desde el 1 de Octubre y hasta el 9 de enero de 2018, el ELN, el Gobierno y la Fuerza pública colombiana, con el acompañamiento de la iglesia, la ONU y las comunidades mantendrán las coordinaciones necesarias para que no se produzcan incidentes que puedan entorpecer el desarrollo de los diálogos. Durante este periodo se desarrollaran acciones humanitarias por cada una de las partes que buscan poner fin a los secuestros,  detener los ataques a la infraestructura, la siembra de minas y el reclutamiento de jóvenes, así como,  contener el asesinato de líderes sociales y populares, combatir el fenómeno paramilitar y mejorar la situación de los presos políticos en las cárceles colombianas, entre otras acciones que ambienten la realización de los diálogos.

Dadas las características de este cese bilateral que se da sosteniendo las condiciones de confrontación los niveles de coordinación entre las partes y las alertas tempranas de posibles e indeseados enfrentamientos, como la interferencia de otros grupos armados obligan a manejar con el mayor rigor posible los protocolos y definiciones construidas al respecto por las partes. Ahora los diálogos tienen la responsabilidad de cuidar ese activo fundamental de las conversaciones que es el cese bilateral y avanzar en el desarrollo de los puntos de la agenda, de manera que los logros que se alcancen al respecto obliguen a la prolongación del cese bilateral, de manera permanente hasta que se pueda hacer definitivo, conforme ha mostrado su interés el presidente Juan Manuel Santos.     

El comandante del ELN, Nicolás Rodríguez Bautista, al dar la orden a todas las estructuras de la organización de cumplir cabalmente con el cese bilateral al fuego y detener las hostilidades hace particular referencia al cumplimiento estricto de la palabra empeñada en este acuerdo, que si se quiere, puede considerarse el primer logro alcanzado por la organización en el desarrollo de los diálogos, en razón que fue el ELN quien insistió durante meses, conjuntamente con sectores de la sociedad civil, en demandar al gobierno nacional como prerrequisito de los diálogos y condición necesaria de los mismos el cese bilateral al fuego, el primero en la historia del conflicto armado con esta organización.

2.       Sobre la participación social en los diálogos.

Declarado y en marcha el cese bilateral, ahora la mayor urgencia la constituye definir en las próximas semanas las rutas de participación de la sociedad para que la agenda pueda ser desarrollada dentro del espíritu que guía la misma cuya particularidad se centra en el hecho que es la sociedad la protagonista central de esos diálogos y quien define en la práctica, no solamente las formas de su vinculación y su alcance, sino, adicionalmente la parte sustancial de la agenda en lo referente a la definición temática de los cambios necesarios para la paz.

Lo primero, que resulta inevitable realizar en este ambiente de cero confrontación es la definición de la ruta metodológica de la participación de la sociedad, su naturaleza, sus dinámicas y sus alcances en término de definiciones sustantivas en materia de cambios y transformaciones necesarias para que se hagan explicitas situaciones de mejoramiento de las condiciones sociales, económicas y políticas de la nación que por sí mismas hagan innecesario el uso de las armas en el desarrollo del conflicto colombiano. La mesa ha acordado la realización de dos audiencias públicas presenciales y dos audiencias públicas virtuales, para que las distintas expresiones de la sociedad civil organizada y en general de la sociedad en su conjunto se expresen en torno al problema de la participación que constituye el primer punto de agenda, pero,  que ineludiblemente,  está unido a los puntos dos y tres, que hacen referencia a la democracia para la paz y a los cambios necesarios.

No son pocos los esfuerzos que se han realizado en los últimos meses para pensar y proponer escenarios de participación, por parte de las organizaciones sociales, los movimientos políticos y la academia en escenarios que comprometen los territorios donde con mayor intensidad se ha desarrollado la confrontación y mayor interés tienen para que está llegue a su fin. Vale la pena señalar los esfuerzos realizados por la Redprodepaz y la campaña Paz Completa, con el apoyo del PNUD, que adelantaron entre mayo y agosto de este año, una consulta, en la que participaron de manera directa 756 personas en representación de 228 organizaciones comunitarias y que comprometió una población compuesta por mujeres, jóvenes, campesinos, afros, indígenas, cooperativistas, líderes de procesos urbanos, sindicalistas, ambientalistas, comunidad LGTBI, Iglesias, autoridades locales, centros de promoción al desarrollo, defensores de derechos humanos, programas de desarrollo y paz, académicos, comunicadores, entre otros, en el marco del reconocimiento de la  diversidad social, comunitaria, política e institucional que tiene el país. Las regiones contempladas para este ejercicio fueron Chocó, Arauca, Antioquia, Magdalena Medio, Catatumbo y el Suroccidente colombiano zonas en que el ELN tiene su mayor influencia.

En esos territorios se recogió y se sistematizo un importante material de opiniones que seguramente ha de ser muy útil a las audiencias convocadas por la mesa a partir del 23 de Octubre de presente año.

No es fácil satisfacer las expectativas que al respecto de la participación de la sociedad señala el acuerdo al afirmar que está será en función de iniciativas y propuestas que hagan viable la paz en el curso y contexto del proceso; sobre los temas de la agenda y,  como un ejercicio dinámico y activo, incluyente y pluralista, que permita construir visión común de paz que propicie las transformaciones para la nación y las regiones”, en un contexto de escepticismo creciente del cumplimiento institucional de los acuerdos con las FARC y sin una estrategia de comunicación gubernamental clara y motivante para las poblaciones a las que tradicionalmente se les ha reprimido e incumplido. No obstante, existe una manifiesta voluntad de participación si al menos se cumplen cuatro condiciones que las comunidades consideran esenciales: primero, que se ofrezcan las garantías de seguridad, no estigmatización, ni señalamiento, pero,  sobre todo, no haya retaliaciones y persecuciones posteriores que conduzcan en ningún casos a establecer vínculos inexistentes de los participantes con el ELN y a abrir procesos de judicialización; segundo, que los acuerdos y pactos a los que se llegue, se cumplan al pie de la letra y no se generen expectativas sobre los mismos que terminan incumpliéndose y generando nuevas frustraciones en las comunidades. Tercero. Participar desde los procesos organizativos, las autonomías y agendas con las que se han construidos las luchas y resistencias en los territorios en la demanda de derechos fundamentales y, cuarto, que a los diálogos se convoque a todos los sectores del país, no solamente a las clases subalternas, sino a los sectores empresariales y a las elites nacionales, regionales y locales, así como a la institucionalidad del Estado para que el dialogo sea realmente nacional, sectorial, pluralista y de albergue a los diferentes tipos de intereses.  

 El cese bilateral al fuego y las posibilidades de dar curso al primer punto de la agenda constituyen un importante logro de este proceso que hay que proteger y acompañar.

Octubre, 4 de 2017.