miércoles, 6 de diciembre de 2017


Siete grandes avances del proceso de conversaciones de paz con el ELN

CARLOS MEDINA GALLEGO
Universidad Nacional de Colombia
Centro de Pensamiento y Seguimiento al Proceso de Paz


Al finalizar el cuarto ciclo de conversaciones de paz entre el Gobierno Nacional y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) el pasado 1 de Diciembre en la ciudad de Quito, se cierra este año de actividades de las dos delegaciones con avances que no por pequeños dejan de ser significativos y que mantienen viva la esperanza de sacar adelante un proceso cargado de incertidumbres y no pocas dificultades.

La renuncia a la delegación del gobierno de Juan Camilo Restrepo y del General (r) Eduardo Herrera Berbel, al finalizar este ciclo, no debe ser vista como una señal de crisis, sino como el resultado de dinámicas e intereses personales,  de tipo familiar y profesional, que son naturales en estos procesos y que abren la oportunidad para que se produzcan los ajustes necesarios y pertinentes en la delegación que oxigenen la mesa y le den una nueva y más vigorosa dinámica al proceso.

Desde luego que han existido y seguirán existiendo tensiones internas al interior de la mesa de conversaciones que son apenas la expresión natural de los intereses en pugna y que por difíciles que sean es necesario que las partes se comprometan en lo que les corresponde a superarlas. Los incidentes que se han producido a lo largo de todo el proceso en el desarrollo de la confrontación y durante el cese bilateral como el asesinato 24 de octubre de 2017 del Gobernador indígena Aulio Isarama Forastero y la desaparición de uno de sus familiares – Jhon Eriberto Isarama Forastero- a manos del Frente de Guerra Occidental del ELN, la muerte de 9 campesinos en las jornadas de protesta por la erradicación forzada en Tumaco y, la muerte de la comunicadora indígena Efigenia Vázquez, en Kokonuco en el Cauca, entre otros, como los ataques de las fuerzas militares a campamentos del ELN, o la masacre de Magüí Payán, no dejan de ser altamente preocupantes, pero hasta ahora, con voluntad política y serenidad, se les ha dado un tratamiento adecuado que ha permitido que la mesa siga conversando y el cese bilateral se mantenga.

Una valoración del proceso de conversaciones entre el gobierno nacional y el ELN, a todas luces deja un saldo positivo con al menos siete grandes avances en materia de conversaciones y acuerdos:

Primero. Existe una agenda de conversaciones que fue el resultado de un largo proceso exploratorio que se tomó casi cuatro años y que hoy es la base esencial de los diálogos. Una agenda que tiene unas características específicas de interconexión determinante de puntos que pueden permitir que se avance con celeridad en su desarrollo, si se cuenta con las voluntades y osadías para hacerlo innovando de manera contundente en los procedimientos.

Segundo.  Hay una mesa pública de diálogos bilateral y abierta que funciona por ahora en la ciudad de Quito – Ecuador, con un amplio y solidario acompañamiento internacional del Grupo de Países de Apoyo, Acompañamiento y Cooperación, compuesto por Alemania, Italia, Holanda, Suecia y Suiza; así como a los países garantes, Brasil, Chile, Cuba, Noruega, Venezuela y desde luego del país sede de los diálogos Ecuador, con las posibilidades de interlocución con distintos sectores de la sociedad colombiana que la han visitado para exponer sus puntos de vista y ayudar a construir el proceso. A esto hay que sumar la valioso y decidida participación y colaboración de la Iglesia colombiana y de otras iglesias del país.     

Tercero.  Se puso en marcha el primer Cese al Fuego Bilateral, Temporal y Nacional (CFBTN) entre el Gobierno Nacional y el ELN, que constituye un patrimonio de confianza en el proceso, que cuenta con un Mecanismo de Veeduría y Verificación (MV&V), proporcionado por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, que ha jugado un papel determinante en el proceso y cuyos informes resultan de la mayor importancia para el aumento de la credibilidad nacional en el proceso. Cese al fuego bilateral que es un prerrequisito para la participación de la sociedad civil y el desarrollo mismo de la agenda.

Cuarto. Se han realizado diez audiencias públicas para generar insumos que permitan la elaboración de las metodologías de la participación de la sociedad, en el desarrollo de los puntos de agenda y,  que han sido a la vez, un importante indicador de lo que puede ser esa participación.  

Quinto. Se ha abordado y definido rutas para el tratamiento humanitario de los más urgentes situaciones del conflicto que convocan aspectos como: Detener los crímenes contra los líderes sociales, políticos y defensores de derechos humanos; reconocer las responsabilidades, por acción o por omisión, del Estado y la Fuerza Pública, en el desarrollo de los mismos; reconocer la responsabilidad del ELN en los asesinatos de los líderes del Choco y de la crisis humanitaria generada en el departamento por la confrontación con otros grupos armados ilegales y comprometerse con la generación de una solución humanitaria a la situación de las poblaciones afectadas por el conflicto en el Choco; Impulsar proyectos pilotos de desminado humanitario en Choco y Nariño, como Gestos de paz; dar un tratamiento humanitario y garantizar los derechos fundamentales de los prisioneros políticos así como los derechos humanos superando las practicas institucionales represivas.   

El gobierno se ha comprometido en el aspecto humanitario a: i. La publicación del proyecto de decreto para agilizar y fortalecer el Sistema de Alertas Tempranas.ii. El desarrollo de un esquema integral que mejore la condición humanitaria de los reclusos militantes del ELN que se encuentren en cárceles colombianas. iii. Impulsar la pronta aplicación de la Ley 1820 de 2016 (Ley de Amnistía) y el Decreto 277 de 2017, en lo referido a la despenalización de la protesta y, iv. Verificar que no se obstaculice el flujo normal de víveres y medicamentos hacia las comunidades aisladas. Todos estos aspectos son avances significativos del proceso que deben consolidarse en ejecuciones reales.

Sexto. El proceso ha generado una Gestoría de Paz, por parte del ELN,  que cuenta actualmente, con dos representantes de la organización, Eduardo Martínez y Juan Carlos Cuellar, que vienen realizando un interesante trabajo de pedagogía y relacionamiento social institucional en los distintos territorios del país, que resulta de la mayor utilidad para el proceso, pues constituye una avanzada de la organización hacia la vida social, política e institucional de la nación.

Séptimo. Se ha ido construyendo de manera solidaria y natural una base social, intelectual y política importante de acompañamiento al proceso que puede jugar en distintos momentos del mismo papeles fundamentales.

A manera de balance concluyente se puede afirmar que si bien todo no ha marchado como se quisiera, si se han producido una serie de logros significativos que constituyen el patrimonio inicial de un proceso que puede llegar a ser exitoso transitando un camino que no se muestra nada fácil. El ELN está mirando por el espejo retrovisor las dificultades que viene atravesando la etapa de implementación del acuerdo con las FARC y tiene puesta la mirada en la situación de desgaste del gobierno del presidente Juan Manuel Santos y la dura contienda electoral que se avecina en el 2018.

Hace ya varias décadas Jorge Eliecer Gaitán, el caudillo liberal sacrificado por la violencia bipartidista, señalaba que “Lo imposible no es más que lo difícil visto por ojos donde no ha nacido la fe y muerto la esperanza” y,  a este proceso, hay que ponerle fe y mantener viva la esperanza.   

   

jueves, 19 de octubre de 2017



 Diálogos Gobierno- ELN
En busca de una metodología para la participación de la sociedad


CARLOS MEDINA GALLEGO
Docente – Investigador
Universidad Nacional de Colombia
Centro de Pensamiento y Seguimiento al Proceso de  Paz –CPSPP


 Con el lema de DIALOGANDO – ANDO el Jefe de la delegación del Gobierno para los Diálogos con el ELN, Dr. Juan Camilo Restrepo, conjuntamente con su equipo y el acompañamiento de la Oficina del Alto Comisionado de Paz ha venido convocando distintos escenarios de encuentro en el país con las variadas formas organizadas de la sociedad civil, comunidades, gremios, instituciones y academia, con el propósito de recoger inquietudes sobre las posibles metodologías de participación que puedan servir para asumir y desarrollar el punto UNO de la agenda dada a conocer el 16 de Marzo de 2016 y que ahora cuenta con un escenario más favorable para su desarrollo al haberse declarado el cese bilateral al fuego después de seis meses de conversaciones públicas.

En que va el proceso…

Las conversaciones en Quito, conforme lo ha dado a conocer Juan Camilo Restrepo, buscan encontrar sus propias rutas metodológicas que los diferencien de lo desarrollado en la Habana y le dé al proceso con el ELN su propia especificidad.  Con ese propósito  trabajan en dos grandes mesas temáticas en las que en una se abordan los temas de participación y, en la otra  los aspectos humanitarios.

El cese bilateral y temporal al fuego, es uno de los logros significativos de la mesa humanitaria con sus respectivos protocolos de seguimiento y verificación; comprometen el trabajo de las Naciones Unidas y las Diócesis Regionales, de manera directa y,  de manera indirecta y de facto, a las comunidades, a las organizaciones sociales y a los organismos de derechos humanos que puedan generar alertas tempranas evitando desafortunados incidentes. Esto, unido a compromisos humanitarios de las partes en relación con el secuestro, la infraestructura,  los presos y la seguridad de los líderes del movimiento social y popular,  constituyen una responsabilidad que puede ayudar a que los temas de la agenda común avancen y, sobre la base de resultados significativos,  se haga necesaria la prorroga correspondiente al cese bilateral al fuego.

Por su parte, la mesa de participación ha propuesto a la mesa común que se convoquen cuatro audiencias, dos presenciales - dos virtuales,  como un prólogo de la participación de la sociedad que tenga como tema central componentes estrictamente metodológicos de la participación. Estas audiencias por aspectos operativos y logísticos se desarrollarían en Colombia a partir del 30 de Octubre y se tomarían las dos primeras semanas de noviembre.

Sobre la naturaleza y condiciones de la participación

No son todavía muchas las claridades que existe sobre la naturaleza de la participación de la sociedad en el desarrollo de los diálogos Gobierno-ELN, más allá de lo expuesto en el acuerdo en el punto 1 en el que se afirma que esta será:  a) En función de iniciativas y propuestas, que hagan viable la paz en el curso y contexto de este proceso, b) sobre los temas de la agenda y como c) un ejercicio dinámico y activo, incluyente y pluralista que permita construir una visión común de paz que propicie las transformaciones para la nación y las regiones.

Lo que se deriva de las anteriores afirmaciones es que la participación no es de cualquier naturaleza y no se reduce a unas conversaciones amplias de la sociedad sobre temáticas particulares y simples o a unos diálogos sin dirección e intranscendentes, si no que están determinados por una agenda que se fija como propósito el derecho superior a la paz, el que se concibe en el marco de la construcción de una visión común, mas allá de los contradictorios intereses que se convoquen, visión que condiciona transformaciones en los órdenes nacional y regional, sobre los temas que la agenda establezca. La participación se da en el marco de unos propósitos que definen rutas de construcción de paz en los ámbitos nacional y regional y que desde luego condicionan la realización de cambios y transformaciones necesarias, conforme lo señala el punto 3, de la agenda, en la que se afirma de manera explícita: a) las propuestas transformadoras elaboradas por la sociedad…, b) programas transformadores para superar la pobreza, la exclusión social, la corrupción y la degradación ambiental en búsqueda de la equidad c) Planes alternativos integrales con enfoque territorial, que constituyan opciones económicas y productivas que beneficien a las comunidades. Componentes todos que tienen en los imaginarios sociales una particular significación en términos del protagonismos social y comunitario y, define en la práctica, el carácter “vinculante” de la participación.

En un primer momento soy del criterio que del acuerdo se deriva un modelo de participación vinculante que se depura y adquiere sentido entre las partes, pero que es en la práctica la participación de la sociedad la que define los contenidos y las rutas de los acuerdos. Definir hasta dónde va el carácter “vinculante” de la participación de la sociedad, es otra cosa, que debe ser establecida con claridad por las partes antes de que esta se haga explicita. De ahí, la importancia de definir la naturaleza y alcances de la participación, que no es, ni se reduce a un procesos instrumental y mecánico, sino, que es clara y objetivamente un proceso de definiciones políticas.  

Por ahora el gobierno señala que la participación debe ser clara, plural y heterogénea y que resulta necesario establecer criterios que generen participación, defina el propósito de la misma, los ámbitos nacional y regional y, el tiempo necesario para que el proceso sea representativo y se ajuste a los criterios del primer punto de la agenda, en consonancia con el segundo y tercer punto en la medida que estos constituyen una única unidad de sentido.

Inquietudes sociales sobre la participación

Mucho antes que se diera a conocer la agenda de conversaciones en Caracas, ya sectores importantes de la sociedad civil y la academia venían trabajando criterios sobre la participación de la sociedad tomando en consideración distintas motivaciones y expectativas. En esos ejercicios se fue construyendo un presupuesto de insumos que resultan de la mayor importancia en este momento en la medida en que recogen distintas visiones, enfoques y alcances de la participación. 

Entre las ideas fuerza que resultan de la reflexión social la primera es darle a la participación una connotación política determinante que está más allá del carácter consultivo, en los ámbitos definitorios y constructores de nuevas realidades sociales que son las que determinan la esencia de los cambios que se requieren para una paz estable y duradera.

Por esta razón la pregunta por la naturaleza, el alcance y las perspectivas de la participación es ineludible, pues la respuesta define lo procedimental y metodológica de la misma en torno a objetivos y metas, así como a categorías que permiten convertir las narrativas en unidades de sentido coherente en el marco de los propósitos y metas que se fije la mesa lo que, inevitablemente, están unidos a temas y problemas estructurales en lo social, regional-nacional, sectorial, gremial e institucional, pues hacia allí apuntara la participación de la sociedad.

Una segunda preocupación que se mueve al interior de los sectores sociales es la limitada credibilidad que existe en la población sobre el carácter “vinculante” de los resultados de la participación, y la tendencia a pensar que es un ejercicio de legitimación de decisiones tomadas de antemano que ningún impacto van a tener en los territorios y en las necesidades y garantía de derechos de las poblaciones. A esto se suma el reclamo permanente por garantías para la participación amplia y abierta de las comunidades cuando esta deriva en compromiso en la defensa de agendas locales y regionales de paz, frente a los opositores y enemigos de los procesos, y a las prácticas de incumplimiento del mismo Estado, ampliamente conocidas por las poblaciones en la historia de sus propias luchas. Garantías que comienzan por la seguridad física de quienes participan y la responsabilidad institucional de detener la criminalización sistemática de la movilización social.  

Una tercera preocupación que convoca el interés social se remite a la definición de una estrategia clara y univoca de comunicación por parte de la mesa, amplificada por los canales institucionales,  acompañada de una vigorosa e innovadora pedagogía de paz, que retroalimente y coloque el país en sintonía con este proceso después del larguísimo desgaste que ha tenido el proceso de paz para llegar al primer acuerdo.

Un cuarto aspecto a tomar en consideración es que para algunas expresiones de la sociedad organizada, una de las diferencias centrales de este proceso, es que en él las poblaciones y los territorios juegan un papel determinantes y es con ellos y sobre ellos que deben desarrollarse los ejercicios de la participación la que además conciben no como un momento, sino, como un proceso. Estos sectores consideran que de esa dinámica de la territorialización de la participación, las narrativas que se produzcan allí deben tomar en consideración no solo las agendas locales existentes, sino, su relación con los que resulten siendo los temas centrales de las conversaciones de la mesa bilateral.

De esto se deriva el reclamo de que la metodología debe ajustarse a los distintos territorios buscando llenar las expectativas de los diversos intereses que se convocan y que esta debe considerar el tema multisectorial generando la mejor disposición para la participación de sectores tradicionalmente renuentes a asistir a foros o a asambleas populares, pero que debidamente orientados lo harían en espacios claramente delimitados y sobre temáticas de su propio interés en un contexto de construcción de paz.

La participación de empresarios y gremios económicos en general; militares retirados y en servicio; fuerzas, movimientos y partidos políticos; medios de comunicación, opositores y académicos, entre otros sectores,  constituyen importantes fuerzas de opinión y decisoras, cuya presencia en los diálogos le dan mayor legitimidad y fortaleza y son parte imprescindible de un autentico dialogo nacional.

Lo anterior convoca una propuesta metodológica que contempla múltiples entradas, distintos escenario, diversidad de culturas y prácticas,  sincronizadas en torno al propósito común de una paz que recoge a su interior las contradictorias y complejas relaciones e intereses que dinamizan el conflicto de manera positiva, atendiendo todas las voces de manera incluyente.

Desde luego esto no posibilita una metodología aséptica como lo señala el jefe de la delegación del gobierno a los diálogos de Quito, es pluralista y contradictoria, lo que NO resulta "cómodo" para los sectores sociales, las comunidades y los territorios es que la participación no sea vinculante y lo producido allí pase por un proceso de arbitraje y escogencia, delimitada por las definiciones que se haga en la mesa bilateral Gobierno-ELN.

las cartas sobre la mesa...

Para Juan Camilo Restrepo y en general para los miembros de la delegación del gobierno. El punto uno de la agenda tiene dos momentos o fases en materia de la participación:

Primero, definir a través de la “participación” una propuesta metodológica sobre lo que debe ser la participación propiamente dicha en el marco del proceso de conversaciones Gobierno-ELN. Para ello se adelantan en el país 20 reuniones en distintas regiones para hacer consultas sobre las metodologías y alcances de la participación y, se realizaran las cuatro audiencias que deben arrojar suficientes insumos para estructurar la propuesta metodológica que adopte la mesa  y su ruta de ejecución.

Segundo. Definida la estrategia metodológica “oficial” poner en marcha el proceso participativo que compromete los puntos dos y tres de la agenda, transformándola en una agenda temática construida socialmente. Para el Jefe de la delegación del gobierno,  la participación no da origen a una mesa social con sus propias agendas, escenarios de conversación y consenso, compromisos y  acuerdos, sino, que está se da en el marco de los acuerdos con el ELN y de las definiciones de la mesa bilateral.

En concreto hay una participación metodológica y,  una participación deliberante y propositiva que es la que termina definiendo las rutas temáticas de las conversaciones bilaterales. El gobierno tiene claro y así lo hace explicito,  que la participación tiene rango constitucional y  que no es un invento de la mesa ni del acuerdo y, que por lo tanto, la participación que emana del Acuerdo con el ELN, no es sustituto de los mecanismos constitucionales de participación los que siguen vigentes.

La delegación del gobierno es del criterio que el proceso de participación concebido como un dialogo multilateral, respetuoso e incluyente,  debe tener tres características. 1. Ser útil. 2. Ser ordenado y, 3. Tener un límite en el tiempo. Y, para el gobierno, esa participación debe ocurrir en el primer semestre del año entrante (2018), pues se considera que el cansancio nacional, sobre el tema paz, debe superarse con prácticas acotadas en el tiempo y que la coyuntura política no posibilita dilaciones de ningún tipo. Comienza a señalarse, de manera explícita, que este proceso se va a dar entre dos gobiernos y que lo que se haga en el primero,  es esencial para que el segundo se sienta comprometido a continuar.

Para la delegación del gobierno, producidos los insumos que genera la participación de la sociedad, las partes abordaran la discusión sobre los mismos y se llegaran a acuerdos que,  en el criterio de esta delegación y seguramente del gobierno en general, solo se firmara con el ELN lo que se tenga la certeza que se puede cumplir.

Algunas observaciones a tener en cuenta.

1.      La primera fase de la participación que define las metodologías, deben ser lo suficientemente clara en la formulación de los criterios y procesos, de tal manera que no se vaya a convertir en un nuevo campo de disputa. La propuesta metodológica,  debe ser tan amplia como para dar cabida a distintas visiones de la participación las que se pueden ordenar en diferentes niveles, escenarios y tiempos no contrapuestos, sino coherentemente complementarios.
2.      Es necesario echar mano de los desarrollos teóricos, epistemológicos y metodológicos existentes al respecto de la participación, y tomar en consideración experiencias del orden internacional y, sobre todo,  nuestras propias experiencias recientes enriquecidas por nuevos enfoques y dinámicas académicas y sociales.
3.      Entender que la participación adquiere en el ELN su propia significación en relación con sus acumulados históricos –sociales y que resulta necesario no desconocer esa situación, sino, por el contrario ayudarla a  re-construir en significados más amplios e incluyentes, que vayan del bloque popular al dialogo nacional amplio e incluyente.
4.      No pensar en un único modelo de participación, sino, desarrollar una propuesta metodológica multinivel, pluralista, incluyente, heterogénea que tome en consideración la diversidad contrapuesta de intereses sin antagonizarlos ni pretender conciliarlos más allá de lo que constituye el interés común en la construcción de una visión compartida de paz.
5.      Independientemente de si es vinculante o no - discusión que hay que agotar en los escenarios decisorios correspondientes-, la participación tiene que tener algún nivel de incidencia en el desarrollo de la vida social, económica, política y cultural de la nación para que resulte motivante para las comunidades e,  igualmente, los distintos y diferenciados niveles de participación no se pueden reducir a la mesa de Quito, sino, que adicionalmente,  y ese es el factor motivante, debe tomar en consideración los problemas territoriales, dar razón de las conflictividades  existentes allí y de las agendas sociales que se adelantan y son objeto de las luchas territoriales. No es equivocado tomar en consideración la necesidad de gestionar el conocimiento existente en las comunidades en relación con las enseñanzas y aprendizajes de sus propios procesos. Esto implica, pensar la participación en el tiempo de las conversaciones, pero igualmente, en el tiempo histórico futuro.
6.      Si bien es importante el trabajo que puede realizar PNUD en materia operativa, en los escenarios de la participación, la experiencia ha demostrado la necesidad de que no sea una sola institución la que se haga cargo de la facilitación de los procesos participativos y de la sistematización de las narrativas. La iglesia y la academia pueden jugar allí un papel determinante.
7.      Desde luego, la participación debe darse en el marco de las mayores seguridades para las comunidades y allí no solo juega un papel determinante la actitud de las partes, las obligaciones constitucionales del Estado y el respeto y la protección de la situación del cese al fuego y las hostilidades, sino, igualmente, los acompañamientos internacionales y las estrategias comunicativas inequívocas y pedagógicas permanentes.
8.      Hay que definir, con absoluta claridad, si la participación es “multitudinaria” o centrada en la “inteligencia social de los acumulados de liderazgo” que representan un auténtico capital social de las dinámicas transformadoras de los territorios. Un  proceso como el que se propone debía inclinarse hacia una participación densa, concentrada en acumulados históricos, liderazgos naturales y fuerzas decisoras que expresen la multiplicidad de intereses que se convocan en el proceso. Cualquiera que sea el camino que siga esa participación la misma debe tomar en consideración las necesidades del tiempo presente, sin dejar de lado, la mediana y larga duración que convocan otras prácticas de participación, igualmente importantes.

El gobierno Nacional y el ELN han dado un primer paso que resulta a todas luces un gran logro: detener temporalmente la confrontación militar, ahora las partes están involucradas en darse una ruta metodológica para que la participación se haga efectiva y la agenda comience a llenarse de la sociedad y sus conflictos, ojala acompañados de mucha imaginación y propuestas para superarlos en el marco de lo que permite el momento histórico por el cual atraviesa el país.

Un fuerte sentimiento de alegría debe llenarnos a todos los que de una u otra manera hemos estado empujando este proceso, porque, por fin ha comenzado a andar… no excepto de múltiples dificultades, como debe ser.


19 de Octubre de 2017                          

miércoles, 4 de octubre de 2017




Cese al fuego bilateral y participación
El primer pasó de los diálogos de paz entre el gobierno colombiano y el Ejército de Liberación Nacional –ELN-

CARLOS MEDINA GALLEGO
Docente – Investigador
Universidad Nacional de Colombia
Centro de Pensamiento y Seguimiento al Proceso de Paz -CPSPP


1.       Sobre el cese al fuego y las hostilidades.

Luego de 18 meses de haberse dado a conocer la agenda de conversaciones entre el gobierno colombiano y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) -marzo de 2016- en la ciudad de Caracas-Venezuela y,  a ocho meses de instalada la mesa pública-Febrero de 2017- en la ciudad de Quito-Ecuador, las partes dan un primer paso al acordar un Cese Bilateral al fuego temporal, establecer criterios para el manejo humanitario del mismo e iniciar la dinámica de participación de la sociedad en el desarrollo de las conversaciones a través de audiencias públicas y virtuales, cuyo propósito será proporcionar insumos para definir la ruta metodológica de la participación de las comunidades y en general de la sociedad colombiana en el desarrollo de los puntos de agenda.

Desde el 1 de Octubre y hasta el 9 de enero de 2018, el ELN, el Gobierno y la Fuerza pública colombiana, con el acompañamiento de la iglesia, la ONU y las comunidades mantendrán las coordinaciones necesarias para que no se produzcan incidentes que puedan entorpecer el desarrollo de los diálogos. Durante este periodo se desarrollaran acciones humanitarias por cada una de las partes que buscan poner fin a los secuestros,  detener los ataques a la infraestructura, la siembra de minas y el reclutamiento de jóvenes, así como,  contener el asesinato de líderes sociales y populares, combatir el fenómeno paramilitar y mejorar la situación de los presos políticos en las cárceles colombianas, entre otras acciones que ambienten la realización de los diálogos.

Dadas las características de este cese bilateral que se da sosteniendo las condiciones de confrontación los niveles de coordinación entre las partes y las alertas tempranas de posibles e indeseados enfrentamientos, como la interferencia de otros grupos armados obligan a manejar con el mayor rigor posible los protocolos y definiciones construidas al respecto por las partes. Ahora los diálogos tienen la responsabilidad de cuidar ese activo fundamental de las conversaciones que es el cese bilateral y avanzar en el desarrollo de los puntos de la agenda, de manera que los logros que se alcancen al respecto obliguen a la prolongación del cese bilateral, de manera permanente hasta que se pueda hacer definitivo, conforme ha mostrado su interés el presidente Juan Manuel Santos.     

El comandante del ELN, Nicolás Rodríguez Bautista, al dar la orden a todas las estructuras de la organización de cumplir cabalmente con el cese bilateral al fuego y detener las hostilidades hace particular referencia al cumplimiento estricto de la palabra empeñada en este acuerdo, que si se quiere, puede considerarse el primer logro alcanzado por la organización en el desarrollo de los diálogos, en razón que fue el ELN quien insistió durante meses, conjuntamente con sectores de la sociedad civil, en demandar al gobierno nacional como prerrequisito de los diálogos y condición necesaria de los mismos el cese bilateral al fuego, el primero en la historia del conflicto armado con esta organización.

2.       Sobre la participación social en los diálogos.

Declarado y en marcha el cese bilateral, ahora la mayor urgencia la constituye definir en las próximas semanas las rutas de participación de la sociedad para que la agenda pueda ser desarrollada dentro del espíritu que guía la misma cuya particularidad se centra en el hecho que es la sociedad la protagonista central de esos diálogos y quien define en la práctica, no solamente las formas de su vinculación y su alcance, sino, adicionalmente la parte sustancial de la agenda en lo referente a la definición temática de los cambios necesarios para la paz.

Lo primero, que resulta inevitable realizar en este ambiente de cero confrontación es la definición de la ruta metodológica de la participación de la sociedad, su naturaleza, sus dinámicas y sus alcances en término de definiciones sustantivas en materia de cambios y transformaciones necesarias para que se hagan explicitas situaciones de mejoramiento de las condiciones sociales, económicas y políticas de la nación que por sí mismas hagan innecesario el uso de las armas en el desarrollo del conflicto colombiano. La mesa ha acordado la realización de dos audiencias públicas presenciales y dos audiencias públicas virtuales, para que las distintas expresiones de la sociedad civil organizada y en general de la sociedad en su conjunto se expresen en torno al problema de la participación que constituye el primer punto de agenda, pero,  que ineludiblemente,  está unido a los puntos dos y tres, que hacen referencia a la democracia para la paz y a los cambios necesarios.

No son pocos los esfuerzos que se han realizado en los últimos meses para pensar y proponer escenarios de participación, por parte de las organizaciones sociales, los movimientos políticos y la academia en escenarios que comprometen los territorios donde con mayor intensidad se ha desarrollado la confrontación y mayor interés tienen para que está llegue a su fin. Vale la pena señalar los esfuerzos realizados por la Redprodepaz y la campaña Paz Completa, con el apoyo del PNUD, que adelantaron entre mayo y agosto de este año, una consulta, en la que participaron de manera directa 756 personas en representación de 228 organizaciones comunitarias y que comprometió una población compuesta por mujeres, jóvenes, campesinos, afros, indígenas, cooperativistas, líderes de procesos urbanos, sindicalistas, ambientalistas, comunidad LGTBI, Iglesias, autoridades locales, centros de promoción al desarrollo, defensores de derechos humanos, programas de desarrollo y paz, académicos, comunicadores, entre otros, en el marco del reconocimiento de la  diversidad social, comunitaria, política e institucional que tiene el país. Las regiones contempladas para este ejercicio fueron Chocó, Arauca, Antioquia, Magdalena Medio, Catatumbo y el Suroccidente colombiano zonas en que el ELN tiene su mayor influencia.

En esos territorios se recogió y se sistematizo un importante material de opiniones que seguramente ha de ser muy útil a las audiencias convocadas por la mesa a partir del 23 de Octubre de presente año.

No es fácil satisfacer las expectativas que al respecto de la participación de la sociedad señala el acuerdo al afirmar que está será en función de iniciativas y propuestas que hagan viable la paz en el curso y contexto del proceso; sobre los temas de la agenda y,  como un ejercicio dinámico y activo, incluyente y pluralista, que permita construir visión común de paz que propicie las transformaciones para la nación y las regiones”, en un contexto de escepticismo creciente del cumplimiento institucional de los acuerdos con las FARC y sin una estrategia de comunicación gubernamental clara y motivante para las poblaciones a las que tradicionalmente se les ha reprimido e incumplido. No obstante, existe una manifiesta voluntad de participación si al menos se cumplen cuatro condiciones que las comunidades consideran esenciales: primero, que se ofrezcan las garantías de seguridad, no estigmatización, ni señalamiento, pero,  sobre todo, no haya retaliaciones y persecuciones posteriores que conduzcan en ningún casos a establecer vínculos inexistentes de los participantes con el ELN y a abrir procesos de judicialización; segundo, que los acuerdos y pactos a los que se llegue, se cumplan al pie de la letra y no se generen expectativas sobre los mismos que terminan incumpliéndose y generando nuevas frustraciones en las comunidades. Tercero. Participar desde los procesos organizativos, las autonomías y agendas con las que se han construidos las luchas y resistencias en los territorios en la demanda de derechos fundamentales y, cuarto, que a los diálogos se convoque a todos los sectores del país, no solamente a las clases subalternas, sino a los sectores empresariales y a las elites nacionales, regionales y locales, así como a la institucionalidad del Estado para que el dialogo sea realmente nacional, sectorial, pluralista y de albergue a los diferentes tipos de intereses.  

 El cese bilateral al fuego y las posibilidades de dar curso al primer punto de la agenda constituyen un importante logro de este proceso que hay que proteger y acompañar.

Octubre, 4 de 2017.   

domingo, 10 de septiembre de 2017



Omaira Montoya Henao



Cuarenta años de su desaparición forzada (1977-2017)

CARLOS MEDINA GALLEGO
Docente-Investigador
Universidad Nacional de Colombia
Centro de Pensamiento y Seguimiento al Proceso de Paz (CPSPP)

Han transcurrido cuarenta años de la desaparición de OMAIRA MONTOYA HENAO, la primera desaparición forzada reconocida en el país, en el marco del conflicto armado al que se busca poner fin actualmente. Omaira, era bacterióloga y formaba parte de las milicias urbanas del Ejército de Liberación Nacional (ELN), una mujer joven que soñó, como muchos de su generación, con cambiar el mundo y construir una sociedad más justa y un mejor Estado, una mujer cargada de sueños y de afectos, de profundo compromiso con los oprimidos y los marginados de Colombia, una mujer enamorada de la vida.

Según las versiones que se construyen a su alrededor había decidido desde muy temprano de su existencia ingresar a la filas del ELN, siguiendo el ejemplo de muchos jóvenes que se fueron tras el ejemplo de Camilo Torres Restrepo, hacia un compromiso en el que colocaron a disposición de la lucha revolucionaria su propia capacidad de sacrificio.    

Omaira Montoya Henao  y Mauricio Trujillo Uribe, su compañero, fueron capturados en Barranquilla el 9 de septiembre de 1977, en el momento en que se desplazaban en un Simca verde en las inmediaciones del aeropuerto “Ernesto Cortizzos” de Barranquilla. Se dice que se les atravesó una camioneta del F2 a las 5:30 de la tarde, y que estuvieron juntos hasta que los separaron en una playa en el municipio de Soledad. Allí se perdió el rastro de Omaira y comenzó el tormento de su familia. A Mauricio Trujillo lo detuvieron, lo torturaron, lo llevaron de un lugar de detención a otro. Lo condenaron en consejo verbal de guerra a 7 años de prisión por el delito de rebelión. Ya en Bogotá, en la cárcel cuando estaba seguro de que su vida no iba a correr peligro, el 23 de septiembre,  denunció la desaparición de Omaira, señalando que el 9 de septiembre los miembros del F2, del Departamento de Policía del Atlántico, en el marco de un operativo conjunto con la II Brigada del Ejército Nacional. Desde entonces Omaira se encuentra desaparecida.  

Un largo proceso de búsquedas judiciales se ha emprendido alrededor del caso Omaira Montoya Henao a quien que se declaró como desaparecida desde la fecha de su captura. a pesar de que la Procuraduría investigó y determinó responsabilidades los oficiales del Ejército Nacional y de la Policía Nacional implicados en la desaparición forzada de Omaira Montoya no sólo contaron con la impunidad con que los cobijó la jurisdicción penal militar y la Procuraduría General de la Nación, sino que todos fueron ascendidos, incluso durante la tramitación de los procesos penal militar y disciplinario , tal y como se confirma en el informe Huellas y rostros de la desaparición forzada, publicado en 2014 por el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH).

Al momento de su desaparición Omaira tenía 30 años y una situación de embarazo de 3 meses. Su detención –desaparición se da en el momento en que los movimientos sociales y populares se preparan para la realización del paro cívico del 14 de septiembre de 1977, contra el gobierno de  Alfonso López Michelsen, quien por esa época enfrentaba a numerosos paros cívicos y protestas.
  
Los empeños de la familia de esta militante del ELN lograron un fallido proceso en la jurisdicción militar. Dos de los implicados en la desaparición, el comandante del departamento de Policía del Atlántico (teniente coronel Ramírez Gómez) y el capitán Álvaro Blanco Noriega fungían como juez de primera instancia y como fiscal militar, respectivamente. La investigación interna de la Policía Nacional concluyó el 4 de noviembre de 1982 y la Procuraduría Delegada para la Policía Nacional concluyó que “la señorita Omaira Montoya Henao sí fue capturada por unidades de la Policía Nacional el 9 de septiembre de 1977 y no se volvió a tener noticia de ella, o sea que desapareció desde esa fecha” esta conclusión involucra la responsabilidad de la policia y las unidades militares que participaron en la captura de Omaira y Mauricio. Aunque se recomendaron algunas destituciones, todo quedó en una sanción de 15 días de salario para el teniente García Osorio. Respecto del teniente coronel Ramírez Gómez, la Procuraduría Delegada declaró prescrita la acción disciplinaria. Igual decisión tomó respecto del subteniente Castañeda Vargas.

La historia judicial del caso de Omaira también desaparece. El 29 de noviembre de 1988, la Dirección Nacional de Instrucción Criminal le solicitó a la Seccional de Instrucción Criminal Atlántico estudiar la posibilidad de “reabrir la investigación penal”. “El 10 de enero de 1989, mediante la Resolución 0010, la Directora Seccional de Instrucción Criminal Atlántico designó al Juez 16 de Instrucción Criminal Ambulante de Barranquilla para que reabriera el caso de Omaira Montoya Henao. Hasta la fecha no se conoce de ningún resultado de esta investigación”, se concluye Huellas y rostros de la desaparición forzada.

En septiembre 1985, la revista Semana entrevistaba al general Nelson Mejía Henao, procurador delegado para las Fuerzas Militares, quien cargado de cinismo aseguraba: “Estamos en una guerra sucia desde hace treinta y cinco años, y hay gente mala, porque éste no es un país de ángeles. Pero estén seguros de que la institución militar no tapa ni esconde abusos o extralimitaciones: si lo hiciera, se acabaría. Cometemos errores, es indudable, pero somos implacables con los culpables: los castigamos”. Ningún castigo en el caso de Omaira, como en tantos otros.

La impunidad ha caminado pareja a la desaparición en Colombia. El último informe del CNMH, Hasta encontrarlos, cifra en, al menos, 2.368 casos de desaparición forzada los relacionados directamente con agentes del Estado en aquellos pocos casos en los que hay un supuesto perpetrador. Otros 222 casos tienen que ver con acciones conjuntas entre paramilitares y agentes del Estado.

Los investigadores aseguran que de esas “2.331 desapariciones forzadas atribuidas a agentes de Estado, 1.472 corresponden a miembros del Ejército Nacional, 653 a miembros de la Policía Nacional, 55 a agentes del DAS, 25 a miembros de la Armada Nacional, 7 a miembros de la Fuerza Aérea, entre otros”. (Notas Tomadas de Colombia Plural)

Es de esperarse que la comisión creada en el marco del acuerdo de paz para la búsqueda de personas detenidas-desaparecidas, comience a dar resultados y las familias de estas personas las encuentren y puedan descansar de la zozobra que significa para ellas este atroz crimen. 

martes, 4 de julio de 2017




CESE BILATERAL AL FUEGO Y LAS HOSTILIDADES
ELN, 53 años de lucha armada (4 de Julio1964-2017)

CARLOS MEDINA GALLEGO
Docente Investigador
Universidad Nacional de Colombia
Centro de Pensamiento y Seguimiento al Proceso de Paz

Un aniversario más del ELN.

El primer foco guerrillero del ELN se conforma en la vereda "La Fortunata" del Municipio de San Vicente de Chucurí, en el departamento de Santander; Allí, confluyen una serie de elementos en los que se confunde lo político, con lo familiar y lo local. Del grupo que inicia la primera marcha,  el 4 Julio de 1964, prácticamente todos pertenecían a la región o eran conocidos en ella.  Eso les permitió sobrevivir durante los primeros meses, pero, además, evitar las infiltraciones que podían producirse al escaparse la información de que un grupo armado se estaba configurando en el área.

Un contexto social e histórico muy específico que se expresaba en los habitantes de la región permitió dar vida al proyecto armado del ELN: La presencia de una base campesina rebelde unida a una experiencia guerrillera acumulada en la Violencia y a unos estrechos lazos de amistad y solidaridad entre familiares y amigos,  se combinaron para que lo que surgió en el ritual de un juramento de jóvenes en Cuba, comenzara a tomar forma en un espacio y tiempo determinados.
Pedro Gordillo era hijo de Santos Gordillo y Teofila Ariza, esta familia llegó a la región hacia 1959, desplazados por la violencia que los había hecho migrar desde los límites de Boyacá y Santander (Güepsa).  El padre de Nicolás Rodríguez les vendió un pedazo de tierra donde comenzaron a levantar su finca; existía entre los Gordillo  y José Ayala una vieja amistad política que los unía desde el tiempo de la lucha entre los dos partidos tradicionales.  Fabio Vásquez Castaño, quien se desempeñó como fundador y primer comandante, llegó a la región en la segunda mitad de 1963, haciéndose pasar por pariente de Pedro Gordillo, fue a través de él y de la Familia Rodríguez Bautista, que comenzó a hacer los contactos y a construir la base campesina para la conformación del grupo que iniciaría la primera  marcha.

Pedro Rodríguez Martínez, traía una largo acumulado de lucha política y cívica; hizo parte del movimiento de los Bolcheviques del Líbano que se levantaron en el 28 y 29, siendo alcalde de San Vicente durante ese período; después del fracaso del levantamiento, él conjuntamente con Rodolfo Flórez, Arturo Meneses, Heliodoro Ochoa (padre), y algunos otros líderes populares se vinculan al Partido Comunista y continúan como dirigentes cívicos de la zona. Respondiendo a la dinámica política que se manifestó en los años siguientes, Pedro Rodríguez estuvo a la cabeza de las luchas que en la región se libraron como consecuencia de la muerte de Gaitán en el 48; por mantener unas relaciones muy cercanas con las experiencias de la guerrilla liberal en Santander, tuvo que abandonar la tierra, fue perseguido, y encarcelado bajo la sindicación de apoyar las guerrillas de Rangel.

Con el tiempo se introdujo en el Partido Comunista la discusión de si había condiciones o no para la lucha armada, muchos de los viejos de la región que habían tenido experiencia con las armas veían con preocupación el desenvolvimiento de la discusión, en la medida en que se alejaba la posibilidad de la lucha armada;  algunos, como en el caso de Pedro Rodríguez se retiraron del Partido  y estuvieron un tiempo andando solos.  Cuando aparece el Movimiento Revolucionario Liberal (MRL), los líderes de la región se entusiasman nuevamente, vieron esa escisión del partido liberal, liderada por Alfonso López Michelsen, como una posibilidad real de dar paso a un proyecto verdaderamente revolucionario. Sin embargo, pronto viene el desengaño y la frustración.  En el momento en que se está produciendo esta situación es que llega Fabio con la propuesta de construir un proyecto armado de corte revolucionario.

Heliodoro Ochoa, hijo, era un muchacho cooptado por la actividad política del padre quien durante más de treinta años había sido participe de las luchas locales en el desarrollo de los movimientos campesinos liberales y comunistas.  Los Ochoa son un contacto importante en la confluencia de la gente del Partido Comunista y los Gaitanistas.  Fabio Vásquez, José Ayala y Víctor Medina Morón,   resultan hombres claves porque conocen la región y los conoce la gente. Así, Ochoa, hijo, desempeña un papel significativo en el establecimiento de contactos, primero a nivel de San Vicente, luego, vinculándose al trabajo político de la actividad urbana,  en Bucaramanga.

Entre el trabajo político que se realiza en San Vicente de Chucurí en la Vereda la Fortunata y el que se desarrolla en las zonas de colonización, a donde están llegando nuevos familiares a las distintas veredas, comienza a estructurarse el grupo que ha de iniciar la primera marcha.

El Grupo se conforma con campesinos de las veredas de Santa Helena del Opón, la Fortunata, la región de Riofuego y Simacota. La mayoría de ellos radicados, como colonos, en el Cerro de los Andes que es donde se instala el primer foco guerrillero.

“Bueno mire, lo que pasa y es que ahí hay un empalme de las dos veredas, esa vereda donde se forma la guerrilla y después la vereda a donde se va a hacer el entrenamiento, una vereda está a seis o siete horas de camino real o en mula; los muchachos de la zona de San Vicente, como ya no hay donde trabajar, porque son zonas ocupadas con cultivos de cacao y café, tiene la expectativa de ir a abrir montaña y a colonizar. En las zonas de colonización se encuentran con gentes de otras veredas, se forman los grupos familiares, y de ellos salen los que van a hacer la primera marcha; así, hay tres muchachos que son de Santa Helena del Opón, pero no de la gente conservadora, sino, de la gente liberal: Salvador Afanador 'Silverio'. Salvador Leal 'Saúl' y Domingo Leal 'Delio' ; hay dos de Simacota que son los González, jefes guerrilleros del área del Galán y Simacota, de las guerrillas que conducía Rafael Rangel, Luis José Solano Sepúlveda, que es quien los contacta, había sido guerrillero, estando jovencito como enlace o estafeta de los tíos de los muchachos que ahora son guerrilleros de este nuevo grupo. Entonces está ese grupo de los tres muchachos de Santa Helena, los dos de Simacota, que luego con Mariela que está haciendo un curso de enfermería, pero dentro del mismo propósito de enguerrillerarse, son seis... el resto de muchachos están en dos veredas, los que recluta José Solano 'Leonardo' en la guerrilla, un muchacho Pedro Rodríguez que es 'Policarpo', Avelino bautista 'Abelardo', Salomón Amado Rojas, Manuel Muñoz 'Miguel', Ciro Silva 'Conrado', Pedro Gordillo 'Parmenio', Hernán Moreno Sánchez 'Pedro David', un muchacho Juan, Jacinto Bermúdez. Bueno y yo" (Nicolás Rodríguez Bautista)
La procedencia política era variada, la mayoría de ellos venían de familias liberales y comunistas de la región, algunos herederos directos de las prácticas de la guerrilla liberal de Rafael Rangel, otros contaban con el ejemplo y las historias de sus padres sobre las luchas campesinas y políticas de los treinta años que antecedieron al surgimiento del grupo, e incluso hubo quienes habían atravesado por la experiencia política del MRL. Establecidos los contactos, organizadas las redes logísticas urbanas y rurales, consolidado el grupo base y definida la zona de operaciones sólo quedaba iniciar la primera marcha.

En los operativos de la primera marcha guerrillera participaron la gente de mayor confianza en la región, el trabajo político había ido generando una disposición de la población para colaborar que fue canalizada hábilmente por el grupo de Fabio. En el comienzo la necesidades logísticas fueron muy sencillas, la alimentación se solucionaba con lo que se producía en la región y con lo que espontáneamente colaboraban los campesinos ; como no existían recursos económicos para comprar cosas que pudieran necesitarse, prácticamente la dotación iba apareciendo por la vía de la solidaridad, los viejos regalaban un par de botas, un machete, una toalla, una camisa, un pantalón o los tiros para los revólveres y las escopetas que lograron conseguirse.

 El 4 de julio de 1964, en un rancho abandonado en la finca de los padres de Pedro Gordillo, a las 8 de la noche, se encontraron los 18 que emprenderían la primera marcha. Después de recibir las instrucciones pertinentes y establecer las contraseñas para el camino, se inicia la marcha con rumbo hacia Noroccidente con el propósito de llegar al cerro de los Andes.

Una mesa construyendo confianza.

53 años después, 4 de Julio de 2017, la organización sigue existiendo y se ha sentado a una mesa de conversaciones de paz, con el gobierno del presidente Juan Manuel Santos,  en la ciudad de Quito-Ecuador, para tratar de sacar adelante un proceso y una agenda nada fácil. No es la primera vez que el ELN está en una mesa de conversaciones, la más reciente fue hace algo más de 10 años, durante la administración del presidente Uribe, en la Habana-Cuba. Han sido treinta años buscando una salida política al conflicto armado que no logra cuajar.

La mesa de Quito ha terminado su segundo ciclo y avanza lentamente en la búsqueda de confianzas y seguridades suficientes para comenzar a dar paso a la participación de la sociedad civil, que es,  por la naturaleza de la agenda,  la que define el sustrato temático de ese proceso. Las dos subcomisiones creadas (Humanitaria y de participación) buscan encontrar rutas lo suficientemente seguras como para que el proceso comience a dar frutos y buenos anuncios al país. Es absolutamente claro que una agenda como la dada a conocer el 30 de Marzo del 2016, en Caracas, tiene dos pre-requisitos que son ineludibles. El primero, definir con claridad las formas y propósitos de la participación de la sociedad en los diálogos, el alcance de sus propuesta y el carácter vinculante o no de las mismas con acuerdos a los que se pueda llegar mediante las conversaciones. Y, segundo, crear unas condiciones favorables para que la participación se pueda dar en forma amplia, con garantías y seguridades suficientes y eso tiene que ver indiscutiblemente con el cese al fuego y las hostilidades.   

Cese al fuego y las Hostilidades

El camino del cese bilateral al fuego, es en medio de dificultades,  relativamente fácil. Se trata en lo esencial de callar los fusiles y llegar a una acuerdo de mutua no agresión. Establecer protocolos de comportamiento en el territorio tanto de las Fuerzas Militares como de la Guerrilla del ELN y crear el monitoreo que sea necesario para que no se produzcan incidentes. Allí la comunidad internacional de países amigos, la oficina de las Naciones Unidas, la Cruz Roja Internacional, y las organizaciones de Derechos Humanos juega un papel fundamental, de veeduría y seguimiento a lo que se acuerde en materia de cese al fuego. 
El cese al fuego implica suspensión de operativos militares y bombardeos por parte de la fuerza pública, delimitación de áreas de operaciones contra otros actores del conflicto, así como, cese  de ataques a la fuerza pública y a la infraestructura nacional definida como objetivo militar por la guerrilla del ELN.  
No resulta tan fácil, el cese a las hostilidades y su monitoreo,  dada la variedad de actores existentes en el conflicto, algunos sobre los cuales no se tiene control, incluso los que hacen parte del orden institucional y operan en connivencia con bandas criminales y grupos paramilitares o por su propia cuenta en encubierto y abiertamente.   
Pero si se logran poner de acuerdo, el cese de las hostilidades convoca la suspensión del secuestro y la tributación extorsiva, por parte de la guerrilla, lo que implica de alguna manera tener que financiarla, para lo cual sería útil, el apoyo de la comunidad internacional, a no ser que el ELN tenga una economía de guerra tan vigorosa que le permita financiarse durante el periodo de cese bilateral del fuego y las hostilidades.  
El cese de hostilidades por parte del Estado Colombiano está unido a las demandas que ha hecho el ELN que no resultan fáciles de cumplir dadas las complejidades del conflicto. 
Primero, avanzar en la desparamilitarización de las Fuerzas Militares, prestando especial atención a los mandos que,  en los territorios,  mantienen relaciones con grupos paramilitares y bandas criminales, operando a través de ellos en las condiciones donde la constitución y las normas se lo impiden.
Segundo, detener la ola de asesinatos que se viene produciendo contra los líderes del movimiento social y popular en forma selectiva y contra los activistas de derechos humanos y de los movimientos politicos, así como las amenazas dirigidas contra estos de manera permanente y sistemática.
Tercero, suspender los empadronamientos poblacionales en los territorios y el control de los abastos e insumos necesarios para la vida y el trabajo de los pobladores y las comunidades, en particular alimentos y medicinas. 
Cuarto, detener la judicialización creciente de líderes sociales, campesinos,  estudiantiles y populares y garantizar y proteger la protesta social legitima. 
Quinto, dar un especial tratamiento humanitario a la población carcelaria y garantizar su derecho a la legítima defensa siguiendo el debido proceso y desmontando los procedimientos ilegales que han dado origen a los falsos judiciales positivos.
La posibilidad de avanzar en el cese al fuego bilateral y a las hostilidades significa crear unas condiciones especiales para que los diálogos puedan darse, la comunidad y la sociedad participe, y la agenda comience a andar en temas sustanciales. Adicionalmente,el cese al fuego y las hostilidades, haría una importante y significativa economía de sangre, entre soldados y guerrilleros, se sustraería del conflicto a la población civil, y se construirían mejores condiciones para que el conjunto del país preste mayor atención a los diálogos, en el entendido que su éxito, seria avanzar hacia una paz completa y hacia el fin definitivo del conflicto armado, lo que no es igual, al fin de la violencia.
Esperemos que la tercera ronda de conversaciones venga cargada de buenas noticias y que al conmemorar los 53 años en conflicto armado, Gobierno y ELN, entiendan el momento histórico y el momento político por el que atraviesa el país, y marchen con convencimiento y decisión hacia un acuerdo de paz definitivo.       


4 de Julio del 2017-